


ObamaxMCain será igual a más de lo mismo, aunque claro que nos gustaría que “el sensible” ganara y después fuera “sensible de verdad”, pero no nos engañemos, como escenificaban en una conocida película (Algunos hombres buenos) Jak Nicholsón (General corrupto) a Tom Cruise (abogado democrático), el primero le suelta al segundo cuando se cansó de mantener un discurso políticamente correcto y se le fue la pinza: “hijo tu quieres que seamos respetuosos con la justicia y la democracia y no usemos nuestra mala hostia, pero pregúntate, ¿cómo te crees que mantenemos tu tren de vida y tus privilegios de puto americano?, ¿con democracia y dando besos al resto del mundo?”, no será necesario explicar quién es MCain y quien Obama en esta escena.
Esa es la cuestión, si bien George Bush nos ha enseñado bien como un Presidente americano puede dar un sesgo muy personal , vomitivo y criminal a una propuesta política, lo cierto es que ni a Bill Clinton (embargos de Cuba e Irak intervención en Kosovo), Jimmy Carter (favoreció el desarrollo de los programas de misiles. Reforzó el papel de la OTAN) o J.F. Kennedy (invadió de Cuba en los cuatro días que vivió para contarlo) les tembló la mano para decidir intervenciones injustas y asesinas fuera de su país y para mantener “el tren de vida del puto Cruise” y si a alguno le tembló la mano, siempre había un rifle con una cruz en el punto de mira que ponía y está preparado para poner las cosas en su lugar.
Probablemente algo de razón tienen los progres del mundo del libre mercado –sobre todo los USA- y no es poco quitarse de encima esa cruz pálido de ultra conservadurismo y relajar un poco los efluvios que emana el imperio, pero en el fondo de las cosas, para las auténticas y numerosas víctimas de este mundo-imperio, las diferencias entre Obama o MCain con toda probabilidad no dejarán de ser anecdóticas, porque la naturaleza de las cosas es la que es y sería inútil tratar de convencer a la hiena que deje de ser tan antipática, sucia, fría, interesada y tan hiena.
Yo estoy convencido, si se trata de hacer apuestas o bandas, elegir colores y tomar partido sin mancharse, que es mucho más divertido y menos estéril seguir la liga de futbol española y hacerse del Barça o del Madrid, nos compensará con creces nuestra necesidad de emociones controladas y al menos no nos quedará cara de gilipollas cuando de aquí a unos años hagamos balance aunque el héroe de Vietnam hubiera perdido las próximas elecciones.
Hilario
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